El sistema linfático, es una estructura anatómica muy parecida al sistema circulatorio, cuya principal diferencia es que este se encarga de transportar la linfa en lugar de sangre.
La linfa es un exudado plasmático que tiene una composición muy similar a la sangre, su principal diferencia con la sangre es que no contiene plaquetas ni glóbulos rojos.
Este sistema se encarga de mantener un equilibrio sobre nuestro propio cuerpo, procurando mantener unas proporciones estables de líquido en las células y el espacio intersticial.
Otro factor de gran importancia, es que en el sistema linfático se encuentran una numerosa cantidad de ganglios linfáticos, los cuales se encargan de la inmunidad de nuestro cuerpo. Un ejemplo serían las conocidas coloquialmente como “las anginas”, las cuales son ganglios linfáticos situados en la garganta, que en periodos de activación se inflaman produciendo molestias al tragar.
A diferencia de la circulación sanguínea, el sistema linfático no tiene un motor que lo impulse para el desplazamiento de la linfa, esta es capaz de discurrir por el sistema linfático gracias a la contracción de la musculatura y los cambios posicionales. Por ello la gran importancia de movernos para mantenerlo en buenas condiciones.
Existen varias patologías que pueden afectar al sistema linfático, las más comunes son:
- Adenopatía. Es la hinchazón e inflamación de un ganglio linfático que aumenta su tamaño normal.
- Linfedema. Es un tipo de edema provocado por la obstrucción o mal funcionamiento de los vasos linfáticos.
- Linfangitis. Proceso inflamatorio de los conductos linfáticos, generalmente de origen infeccioso
- Linfoma. Es un tipo de cáncer que se origina en el tejido linfático.
Existen tratamientos mediante fisioterapia para el tratamiento de algunas de estas patologías mediante la fisioterapia, así que si la sufres no dudes en ponerte en contacto con nosotros, te estaremos esperando.